
Con motivo del 8 M, a principios del mes de marzo, el grupo de JEC Zaragoza estuvimos reflexionando y orando acerca de la lucha por la igualdad de las mujeres. Esta lucha ha seguido vigente, aún sin manifestaciones, ya que la desigualdad sigue presente en muchos ámbitos de la sociedad, incluida la Iglesia.
No obstante, reconociendo que esta desigualdad existe, también nos resultan molestas ciertas afirmaciones que el movimiento feminista hace sobre la Iglesia incluso en sus slogans. Estamos firmemente convencidas de que ser cristiana no está reñido con ser feminista y por eso queremos hacer presentes a aquellas mujeres valientes que continúan en la lucha, mujeres que son cristianas y se enorgullecen por ello, y que siguen luchando día tras día para ayudar a plantar esa pequeña semilla de cambio.

Por ello, queremos recordar a María de Nazaret; Cuando una mujer le dijo a Jesús: “dichoso vientre que te llevó y los pechos que te criaron”. Jesús repuso: “dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”. (Lc 11, 27-28). Con estas palabras se matiza, que más allá de la función de engendrar, nutrir, proteger y cuidar, María se convierte en madre de Jesús, mediante un consentimiento libre y deliberado y ahí está su verdadera grandeza, en permitirse dar una respuesta libre. Porque no se trata de una mujer sumisa, sino de una mujer valiente porque cree, valiente porque decide libremente, valiente por luchar, valiente por ser quien es.
También Jesús, tal como nos cuentan los Evangelios, les da a las mujeres el poder de comunicar su resurrección a todos los hombres que le seguían.
Por ello, creemos en un Dios bueno, que nos creó, al igual que al hombre, a su imagen y semejanza, para trabajar juntas como personas y complementarnos, de manera que podamos seguir su ejemplo. Por eso, estamos convencidas de que el Padre está con nosotras en nuestra lucha. Está con nosotras en esa evolución que han experimentado muchas y sobre todo con aquellas con las que aun no pueden y con las que no han podido.

By: JEC Zaragoza